martes, 4 de diciembre de 2007

Pies fríos, corazón ...


...Sé que somos osos polares, Roberta, pero mi resistencia térmica tiene sus límites. ¿Puedes mantener tus pies en tu lado de la cama?

Además en la familia, también está el hijo, el osito polar que le pregunta con insistencia al padre si él es un osito polar. El padre le explica que sí, que lo es, como su mamá, como su papá, como su amiguitos... El osito, sin embargo, sigue insistiendo: "¿De veras que soy un osito polar, papá?". Y el padre: "Que sí, chiquillo, que sí, pues claro". Ante la insistencia del hijo, el padre un día le pregunta enfadado: "¡Pero a ver, ¿por qué preguntas tanto si eres un osito polar?". El osito responde: "Papá, es que yo tengo un frioooo...".

"La magia del frío", cuando el calor es más cálido, cuando usas el pijama como uniforme para estar por casa, cuando te pones los calcetines de invierno subidos hasta media pantorrilla, paseando con zapatillas y bata, cuando vas a dormir metes las mantas por debajo del colchón y sin saber por qué das vueltas en la cama y te enrollas haciendo un ovillo con una sonrisa en la boca.
Pasear por la calle y que te metan la mano congelada por la espalda, calentarte tus manos (o las de otr@ persona) soplando con el calor "de l'alè", sentir el aire caliente cuando entras en una zona climatizada y notar que un escalofrío recorre tu cuerpo, llegar congelado de la calle y tomar un caldo caliente lentamente.
El calor sabe mejor cuando hace frío, tiene para mí algo de magia, el contraste entre frío y calor es algo especial, hace nacer sonrisas imprevisibles, nos imanta a las persona buscando abrazos y caricias ¿porqué será?
Tengo ganas de que haga fríiiiioooo (para poderme luego calentar)!!!

1 comentario:

Dorais dijo...

Me encantó tu explicación, es cierto es tan bello ese pasaje del frío al calorcito... y robé la imagen de montt para mi estado en face jeje