He comprobado que cada vez que he tenido que organizar todo aquello que tengo, ya sea por una mudanza o por capricho siempre encuentro cosas que me hacen pensar. Me entretengo tratando de ordenar algo que supera a mi carácter metódico.
Objetos, fotografías, entradas o cartas que me empeño en conservar y que aún poseen el aroma de los recuerdos, emanando sútiles partículas que evocan lo inmaterial, efluvios que despiertan los sentidos y los alteran, me elevan, me dominan ... pero también me debilitan.
Hace unas semanas mi compañero de piso se marchó y yo he pasado a ocupar su habitación. Pese a que he tenido tiempo más que suficiente para organizar mis pertenencias, no he sabido, no he querido o no he podido enfrentarme a los secretos que impregnan a mis cosas.
Tal vez sea demasiado sensible, pero al abrir la caja de pandora, al destapar la esencia de los deseos me invade una mezcla de alegría y nostalgia que de alguna forma que no logro controlar, que siempre es capaz de encontrar y despertar en mi cabeza aquella sensación, aquél momento que inevitablemente me traslada a un estado que desearía poder alcanzar a mi libre elección (tanto el momento como las sensaciones).
Es una dulce contradicción, intento organizar todo para tener presente todo lo que me importa, tener cerca los recuerdos pero a la vez compruebo la dificultad que entraña enfrentarlos.
Tal vez sea demasiado sensible, pero al abrir la caja de pandora, al destapar la esencia de los deseos me invade una mezcla de alegría y nostalgia que de alguna forma que no logro controlar, que siempre es capaz de encontrar y despertar en mi cabeza aquella sensación, aquél momento que inevitablemente me traslada a un estado que desearía poder alcanzar a mi libre elección (tanto el momento como las sensaciones).
Es una dulce contradicción, intento organizar todo para tener presente todo lo que me importa, tener cerca los recuerdos pero a la vez compruebo la dificultad que entraña enfrentarlos.
Las personas somos (a veces) animales complicados de satisfacer.
1 comentario:
A mi em passa quelcom similar... També m'entesto en guardar-ho tot, en no llençar res perquè tot em porta records entranyables. Però, per altra banda, sí m'agrada enfrontar-me a ells tot i que em suposi un dia de frustració i llàgrimes. Tinc tendència a mirar el passat amb nostàlgia i creure-me'l millor que el present. Totalment idiota si em paro a pensar, per què gaudir de les coses un cop ja han passat i no quan estan passant? Uix, ho sento, crec que me n'he anat del tema... ;-)
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