Cuando te toca trabajar un día que se tiende a tomar como puente tienes sensaciones extrañas.
La oficina está prácticamente vacía, los compañeros comentan en el café la salida nocturna de la noche anterior y hay algo menos de trabajo, los descansos son un poco más largos.
Tienes tiempo para charlar con el compañero en el almuerzo y conocerlo algo más.
O Observar las vistas hacia Glòries.
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